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“De bambucos y otras pasiones”

[vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»“De bambucos y otras pasiones”» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23be3228″ google_fonts=»font_family:Roboto%20Condensed%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:400%20regular%3A400%3Anormal»][/vc_column][vc_column width=»1/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»Por Wilson Escobar» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23be3228″ google_fonts=»font_family:Roboto%20Condensed%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:400%20italic%3A400%3Aitalic»][/vc_column][vc_column width=»1/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

Hay ciudades – dice Italo Calvino – que a través de los años y las mutaciones siguen dando su forma a los deseos, y otras en las que los deseos, o logran borrar la ciudad, o son borrados por ella.

Esta clasificación de Las ciudades invisibles bien pudiera enmarcar la obra Cada vez más tarde, de la compañía El Paso de Pereira, que hizo parte de la programación oficial del Festival Internacional de Teatro de Manizales, en su edición 2013.

El espectáculo irrumpe desde la antesala el entorno de los espectadores, con la invitación festiva que hacen los personajes (alcalde y primera dama) para que asistan a un acto de su campaña electoral de reelección.

Una vez adentro, el espectador asiste, no a un descarado acto electoral, sino para presenciar los vicios y virtudes de una familia, los fragmentos de una relación amorosa y la reconstrucción, también fragmentada, de la historia de tradiciones, personajes e íconos de una ciudad, que pareciera tener nombre propio: Pereira.

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El grupo teatral El Paso celebra 10 años con gira internacional

[vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»El grupo teatral El Paso celebra 10 años con gira internacional» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23be3228″ google_fonts=»font_family:Roboto%20Condensed%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:400%20regular%3A400%3Anormal»][/vc_column][vc_column width=»1/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»Comentario publicado por El Tiempo» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23be3228″ google_fonts=»font_family:Roboto%20Condensed%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:400%20italic%3A400%3Aitalic»][/vc_column][vc_column width=»1/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

El grupo pereirano se presentará en Bolivia y China. En junio estará en el Teatro Mayor de Bogotá.

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Todo empezó el 5 de abril del 2005, cuando el grupo pereirano Teatro El Paso realizó su primera presentación ante el público. Se trataba de una adaptación de El King Kong Palace, pieza del dramaturgo chileno Marco Antonio de la Parra.

Ya son diez años de trabajo teatral y el colectivo, que dirige César Castaño, comenzó a celebrarlos la semana pasada con la presentación de dos de sus obras (‘Boss cara de toro’ y ‘Ricardo III’) en el principal escenario teatral de la capital de Risaralda: el Teatro Santiago Londoño.

La conmemoración ahora cruzará fronteras, ya que el grupo estará en el Festival Internacional de Teatro de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), del 15 al 18 de abril, y también irá al Festival de Teatro Experimental de Shanghái (China), que se realizará del 20 al 27 de este mes.

En esta década, El Paso ha estrenado 15 producciones, algunas adaptaciones de clásicos, como su versión de la tragedia Ricardo III, de William Shakespeare, que tiene música en vivo y utiliza marionetas de tamaño real.

Según Castaño, que ya está preparando un nuevo espectáculo, el balance del grupo es positivo. El director enfatiza en que este no hace parte del circuito teatral bogotano.

“Sabemos que hacer parte de la geografía del teatro colombiano es un poco complejo cuando existe una sombra tan grande como lo es Bogotá, porque, finalmente, la mayoría de los críticos, los productores, los programadores están allá y les cuesta mucho mirar y reconocer lo que se está haciendo en las regiones”, asegura el director, dramaturgo y actor.

Además de sus presentaciones en los festivales Iberoamericano de Teatro de Bogotá e Internacional de Teatro de Manizales, el grupo ha hecho parte de encuentros artísticos en Argentina –donde realizó una gira por 11 ciudades–, Ecuador y México.

“Hemos ganado espacios internacionales, sentimos que empezamos a construir otra historia para un grupo de esta región y también sentimos que, con esto que estamos haciendo, podemos abrir puertas y generar posibilidades para otros grupos”, finaliza Castaño.

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Comentario por Albeiro Montoya Guiral

[vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»Boss cara de toro» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23be3228″ google_fonts=»font_family:Roboto%20Condensed%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:400%20italic%3A400%3Aitalic»][/vc_column][vc_column width=»1/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»Por Albeiro Montoya Guiral» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23be3228″ google_fonts=»font_family:Roboto%20Condensed%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:400%20italic%3A400%3Aitalic»][/vc_column][vc_column width=»1/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

¿Cuáles son las intenciones del artista con su labor? ¿Darle una voz a sus vísceras, a las entrañas de un pueblo? ¿Dejar una constancia de lo más anodino y cotidiano visto a través de la estética? ¿Capturar el humo, la luz del instante, como un niño en un frasco, para luego contar a los grandes que en su mano se posó lo eterno? O, tan siquiera, ¿ganar un premio, hacer de esas vísceras un negocio sostenido por el aplauso del pueblo? ¿Recoger las piltrafas de sí mismo a cambio del éxito y fingir una sonrisa ante las cámaras asediantes?

Preguntas todas cuyas respuestas dependan quizá de la perspectiva de cada uno, pero que se encuentran unas planteadas y otras desarrolladas en Boss Cara de Toro, obra de El Paso Teatro. Un boxeador latinoamericano que alcanza la gloria en La Gran Manzana, que sabe golpear con tenacidad y furia, como un bisonte oscuro, a los más temibles contrincantes, pero que cae por nocaut en el primer round, como un niño enfermizo, en la pelea de la vida. Saber ser un púgil pero no saber ser un hombre, domesticar la fama y ser el animal de la indiferencia son las nocivas virtudes de Boss. Y lo peor: no saber amar. Tenerlo todo para construir una familia feliz y ser un inexperto albañil. No saber a dónde llegar porque al caminar lejos del barrio el camino se iba borrando detrás. Y al llegar a la cumbre estás solo, eres el único en la montaña, el último peldaño es el vacío.

La obra es en últimas el desmoronamiento de la vida del artista, del actor, en este caso, concebido como un peleador que descubre su farsa, que es un Gólem del destino, un peón en el tablero, y que llega un momento en que por mejor que conozca la fórmula del éxito, hay peleas compradas para perderse por personajes sin rostro. La lona está llena de corazones de porcelana.

En Boss Cara de Toro convergen el canto, la música en vivo, el blues, muy de acuerdo con el tiempo en que la obra se sitúa. La actuación de Nathaly Hernández Gutiérrez ayuda a alcanzar instantes de gran comunión de todos los elementos de la obra, emergida de la atmósfera roja, y del humo presentes el mayor tiempo de esta, pero pareciera no encontrar el ímpetu, esa ferocidad sutil propia de la mujer fatal que no se encuentra en ninguna otra y que la obra necesitaba por sus características.

Por otro lado, Boss, interpretado por César Castaño, director y dramaturgo del grupo, nos golpea a fragmentos de espíritu, nos lanza una y otra vez certeros golpes de palabra, mostrándonos cómo se levanta un hombre y enfrenta la vida como se debe. Se podría pensar que la obra es la partición del actor, del dramaturgo y del hombre, desenmascarando las preocupaciones y poniendo en cuestión las inquietudes de cada uno. ¿A quién vimos en el escenario?

Es una metáfora de la derrota Boss Cara de Toro, la radiografía de un ámbito manipulado por los intereses de lo mediático que hoy en día se podría traducir en el mundo del fútbol, los héroes que ayer vendían los medios eran boxeadores, hoy son futbolistas, nada ha cambiado: la gente les exige con iracundia lo que al gobierno ni siquiera le pediría con pasividad, los eleva hasta el hartazgo en representación de los ideales más inútiles, para dejarlos caer por diversión, y abandonarlos. Lo absurdo es que de esas mismas aguas han bebido, beben aún, los actores, los poetas. Púgiles que no saben sobrellevar “El éxito / de todos los fracasos. / La enloquecida /fuerza del desaliento…” para citar a Ángel González. Boss Cara de Toro está llena de intermitencias, de disonancias, pero ¿no es así precisamente el mundanal ruido?

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Solietad. “Retrato de Familia”

[vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»Solietad. “Retrato de Familia”» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23be3228″ google_fonts=»font_family:Roboto%20Condensed%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:400%20regular%3A400%3Anormal»][/vc_column][vc_column width=»1/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»Por Ramiro Tejada» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23be3228″ google_fonts=»font_family:Roboto%20Condensed%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:400%20italic%3A400%3Aitalic»][/vc_column][vc_column width=»1/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

Entre multitudes asombra mi soledad, quien más quien menos, en esta conjunción de palabras antagónicas se recuesta en su soledad en medio de la gran masa humana. Es la antípoda del devenir de la existencia. Y es el reto y el riesgo –mayúsculo, si se tiene en cuenta que la pieza se ha diseñado para espacio abierto, plaza pública, el ágora como escenario– que asume esta agrupación de la vecina ciudad de Pereira. Una severa y mordaz crítica a la vejez como sino inexorable al manejo que hacemos de ésta. Solo con sus recuerdos (“Esta noche hay lluvia de recuerdos”, dice el narrador) se batalla en la senectud, su bastión puede ser la nieta, Alejandra, grácil y con natural espontaneidad es interpretada (que no representada) por Angélica Correa, pero que será estigmatizada por la querida familia, por su asistencialismo en la vejez vergonzante. Un daguerrotipo que deshilvana en trasescena, con los efectos de distanciamiento y juegos de rol de la trouppe de El Paso, que diestramente sabe conjugar en el laberinto de la memoria del anciano, quien asiste a la representación de su historia y de paso da rienda suelta al desvarío onírico. Saltan las imágenes a borbotones, como en regadera, lo surreal se toma la escena, baña y desborda el imaginario que puebla a este ser asediado en su soledad, es la multiplicación de su “Yo” escindido el que fragua esa multitud que lo arropa, le cobija y finalmente, brinda albergue. Allí percibo el neologismo, la palabra que subsume su dualidad: Multitud y Soledad, tan antagónicas como inseparables.

El recurso escénico y la ductilidad de los actores y músicos, logra capear el temporal, mantiene el ritmo de la puesta, sin sobresaltos entre lo real maravilloso y las imágenes de tono surrealista, como la lluvia con fino polvo sobre los personajes. Los títeres de varilla y tijera, a veces manipulados por varios actores, los tonos y musicalidad de la partitura le imprimen el tinte de entresueño que amerita, la escalera-árbol desde donde otea la niña la asombrosa “película” que discurre en el imaginario del abuelo, los parasoles de telas urdidas semejan un balneario, la cama versátil que transmuta en barco, la travesía marina con el simple artilugio de la tela agitada en oleaje, el velocípedo, el uso de máscaras –neutras unas, con rasgos de vejez otras–, transportan al público a un alucinado baile. Total: el dispositivo escénico manejado al dedillo. Existe un parentesco entre esta pieza de calle y el Ricardo III, su anterior montaje, el manejo del guiñol, del muñeco fabricado con cañas de aluminio, el uso de sillas de ruedas para aliviar la movilidad reducida, el desdoblamiento del actor, la multiplicidad de roles de actores y músicos, los afinados ejes de un mecanismo potente en su simbología, la polisemia de imágenes y la nuda presencia de pirotecnia, llevan a pensar que esta agrupación se las trae, que no son chispazos (ni chiripazos), sino un alumbramiento cierto de teatro El Paso.

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Teatro El Paso propone su RICARDO III

[vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»Teatro El Paso propone su RICARDO III» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23be3228″ google_fonts=»font_family:Roboto%20Condensed%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:400%20regular%3A400%3Anormal»][/vc_column][vc_column width=»1/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»Por Ramiro Tejada » font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23be3228″ google_fonts=»font_family:Roboto%20Condensed%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:400%20italic%3A400%3Aitalic»][/vc_column][vc_column width=»1/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

“El parto es un acto violento”, sostiene Jean Genet, dramaturgo francés. El Ricardo III, de William Shakespeare, transpira violencia en cada acto: a un crimen le sucede otro crimen, y así hasta at infinitum. En la obra que nos propone Teatro El Paso, de Pereira, ni la sangre ni el poder sacian la sed de Ricardo de Gloucester. Es, sin embargo, una obra sobria, limpia que sin derramar una gota de sangre muestra la violencia en toda su crudeza.

Existen mil y una maneras de montar un Shakespeare, incluidas las manieristas. De todas ellas en esta puesta en escena se ha optado por la parodia. César Castaño, dramaturgo y actor se mofa de Ricardo y de sus circunstancias. Un parto por cesárea del contrahecho villano, para concebir la caricatura que él mismo interpreta. Y como quiera que los hilos de la trama los maneja a la perfección, los personajes de la historia le vienen como anillo al dedo, le sirven a la puesta, literalmente, como marionetas.

Si un dramaturgo italiano de mediados del siglo XX, Carmelo Benne, pregonaba despojar al personaje de “sus ansias de poder”, quizá para hacerlo más humano, el Ricardo al que asistimos, sin renunciar del todo al deseo irrefrenable por alcanzar el poder (que no la gloria), sí se regodea, hasta el paroxismo, en su megalomanía galopante, en su exceso de confianza en sí mismo. Como en un manual de superación personal, de sobrevaloración de la autoestima, de autoafirmación del ego, traza, irresistible, su sino maldito.

 

“Yo, que no he nacido atractivo –se dice–. Yo, que soy un ser deforme, que no sé del amor, he decidido ser villano”. Así, con esta petición de principio conduce sus acciones, se toma todas las licencias que la villanía le permite, es un fuera de la ley. Tal vez la única ley que le gobierna es la ley del deseo. Deseo a lady Ana y puesto que la deseo (“pero no por mucho tiempo”) decido su viudez del príncipe Enrique, a quien asesina. He ahí una oda a la seducción, en que la actriz (Juana Gutiérrez) se vale de un aria operática, para cantar sus lamentaciones, con el acompañamiento de un solo de guitarra, cual una saeta, el canto andaluz de semana santa.

La partitura musical al servicio del histrionismo actoral, que permite desdoblamiento y distanciamiento de la acción (dramática). –Ya estoy a cien palabras de contener el llanto que me produce la risa de este Ricardo III, en toda su irreverencia y desparpajo–. El coro de voces acompasadas con el sonido del acordeón hacen de la escena una mojiganga, cual cómicos de la legua o de la literatura de cordel que llevaban noticias de otras épocas.

Síntesis bien lograda, recursos narrativos de gran factura. Concebir la manipulación del poder como un acto de magia (mafia), disponer de muñecos de diferentes formatos (títeres de guiñol, gatillo o tijera, máscaras, manipulación a la vista con técnica japonés del Bunraku), que aporta versatilidad al obviar la multiplicidad de personajes o la escena de “lectura dramática” que resuelve la secuencia de crímenes de víctimas propiciatorias de este asesino en serie, asunto que toma varias escenas en el texto original.

La vix comic del actor/personaje/titiritero, que hace de esta tragedia una farsa-denuncia de los usurpadores del poder, ese engendro de la ambición desmedida de todas las épocas –desde la isabelina hasta nuestros días–, que en esta puesta en escena, con todo su sarcasmo, revisa y pone al día la tragedia original: ¿Traición a la tradición de esa gesta de traidores? ¿Concesión al espectador del aquí y el ahora? Es el riesgo que se corre entratándose de versiones libres. Lo único que sale maltrecho de esta obra corrosiva en su humor profano es el poder. El teatro reivindicado, el espectador, ídem, reconfortado con el goce estético.

 

* Crítico invitado, periódico El Gesto Noble, Antioquia.

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Ricardo III, el poder de la juglería

[vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»Ricardo III, el poder de la juglería» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23be3228″ google_fonts=»font_family:Roboto%20Condensed%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:400%20regular%3A400%3Anormal»][/vc_column][vc_column width=»1/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_custom_heading text=»Por Wilson Escobar Ramírez » font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23be3228″ google_fonts=»font_family:Roboto%20Condensed%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:400%20italic%3A400%3Aitalic»][/vc_column][vc_column width=»1/4″][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column][vc_empty_space][/vc_column][/vc_row][vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»1/4″][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]

A la dramaturgia regional se le reclama con frecuencia una renovación, sino bien en sus formas, sí al menos una manera distinta de enfrentarse a los temas clásicos que la constriñen, pasados muchas veces por sus referentes bucólicos y localistas, o por las necesarias visitas y revisitaciones a los clásicos universales.

Cuántas veces Shakespeare, cuánta palabrería subida a la escena sin que apenas los textos isabelinos se logren alzar en las tablas para decir un gesto teatral, que ofrezca un nuevo sentido o actualice la historia a los tiempos que corren.

Shakespeare se ha vuelto, en tal sentido, la tarea obligada de los grupos que inician su andadura y la asignatura pendiente para los que habiendo caminado, han de hacer un alto en el camino para pedir consejos a un Shakespeare que cada vez se hace más necesario en la polisémica escena de este siglo que desandamos.

Teatro El Paso de Pereira hace el ejercicio de enfrentarse a esa tarea, pero no por obligación ni porque tuviera pendiente la asignatura. De hecho el grupo ha transitado por una etapa shakesperiana que bien pudiera arrojar frutos con su propia mirada a Ricardo III, que se viene posicionando bien en la escena nacional.

Conocí este Ricardo en uno de esos fríos galpones de Corferias de Bogotá, donde hacía fila de Show Cases en la amplia, diversa y grandilocuente programación del Festival Iberoamericano. Pese al frío galpón, a la penosa hora (12:30 del medio día), el montaje dijo su propia verdad sobre ese Shakespeare que es moda siempre, que es referente en los festivales clásicos tanto como en los contemporáneos, que divierte con inteligencia tanto como cansa con estupor cuando no se logra el punto de la receta; que trasciende cuando los creadores logran increpar lo sincrético que tienen sus textos, y que se torna banal y empalagoso cuando se transpone sin rigor los materiales de que está hecho.

Y gustó este Ricardo III, al punto de corroborar que lo bueno de los festivales radica no sólo en su programación sino en aquellas obras que están allí haciendo fila inmerecidamente y que se dejan ver sin prevención y sin el rigor del ojo festivalero. El montaje finalmente fue invitado para hacer parte de la programación oficial del 34 Festival Internacional de Teatro de Manizales, donde pudo mostrar toda su piel en el siempre agradecido escenario de El Galpón de Bellas Artes.

¿De qué está hecha la piel de este Ricardo III? Yo diría que de una exquisita proporción de elementos propios de la juglería clásica y de esas formas tan propias de las poéticas de hoy, mezcla de irreverencia, desdramatización, intertextualidad, y un desnudamiento del espacio que deja ver en toda su expresión el ensanchamiento del actor y, a veces, su apocamiento en las tablas.

En este Ricardo III se ve el atrevimiento honesto de un grupo de actores que tanto han transitado la calle como los escenarios en busca de sus personajes. Y se les nota esa búsqueda, ese juego actoral en los distintos ritmos que propone el montaje, tanto desde la actuación, como de la manipulación de muñecos y la ejecución musical. No sólo dominan las técnicas, sino los recursos mismos de la ficción que se adhieren a ellas. La obra divierte por la diversidad de recursos narrativos, intercala la poética del actor con la de la marioneta o de la música en vivo y el espectador se acopla sin hacer mucho esfuerzo a esas variables poéticas.

Teatro El Paso hace una indagación dramatúrgica a la pieza original y asume una línea más intimista de Ricardo, lo expone con todos sus pliegues existenciales, urdidor de tramas y vejámenes; allí no dice nada nuevo César Castaño, director y dramaturgo, pero en esa sobreexposición a la que se somete a diario la obra de Shakespeare esta no será una condición sine qua non para revisitar con dignidad escénica al clásico.

La riqueza de esta propuesta está cimentada en los recursos que proporciona el lenguaje del juglar, mezcla de farsa, drama, comedia, y es allí donde César Castaño, dice, contextualiza y trae a colación este Ricardo, tan cercano a una realidad como la nuestra, la de un país condenado a resolver sus conflictos a través de la violencia. Teatro El Paso expone con limpieza descarnada y patética esta metáfora que se esconde a lo hondo de Ricardo III.

* Crítico de teatro. Docente Universidad de Manizales. Director del periódico Textos, Festival Internacional de Teatro de Manizales.

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La sabiduría de Don Pángara -lámina y pintura-

Franklin Molano Gaona
Don Pángara es un bacán. Desde su silla en un taller ubicado en un rincón de la ciudad, lanza comentarios que explican con sencilla inteligencia, el verdadero sentido de la vida.
Dese ese butaco donde éste señor, vestido de camiseta esqueleto, rodeado de sus hijos, quienes pasan buena parte de las horas bebiendo cerveza a pico de botella, ven pasar la vida, la gente y las adolescentesde jean ajustado, a quienes le lanzan piropos, un dicho, una frase, un chiste o una reflexión, que hacen de este lugar, colmado de repuestos y herramienta, el pequeño universo de Don Pángara.
Este mecánico, sus hijos y su vida errante, constituyen la nueva historia de El Paso Teatro, escrita y dirigida por Cesar Castaño, la cual lleva como título: ‘Lámina y Pintura’ y que tuvo su presentación en esta séptima versión de Lecturas Dramáticas en La Textilería, ubicada en el centro de Pereira.
Rodrigo Rojas, Don Pángaera hace un recorrido por su vida, cuenta los logros de sus hijos, las aventurascon mujeres, los viajes emprendidos, las decisiones difíciles que ha tenido que asumir, los caminos que he tenido que tomar, sus equivocaciones y sus aciertos.

Los dichos 
El guion de la obra, está fundado en el fino humor y por momentos, los personajes echan mano de la memoria y hablan de la tristeza, de la desesperanza, de la incertidumbre y de no haber conquistado nada. 
Don Pángara dice cosas como: “No hay flotadores para este mar de desdichas” o “Yo no invierto en comida, pero si en ocio, como debe ser”, o “el licor no borra recuerdos, es como un lápiz que remarca las cosas” y más adelante el personaje menciona: “cuando uno es nadie, uno puede ser lo, que quiera”. Y así, frase tras frase conforman la filosofía de este señor, que lo muestran ante los asistentes al teatro como un viejo añejo y curtido que con el paso de los años, resulta ser un sabio.
Recuerda cómo armó maletas y se marchó al extranjero en busca de un futuro más promisorio y poder traer billetes en sus bolsillos para él y sus hijos. Contó que se iba porque quería salir de esta ciudad violenta y cuenta las dificultades de dejar su taller, el maltrato, los líos para hablar un idioma desconocido y cómo, al finalizar el día, pedía a gritos volver a su terruño.   
Desde su taller de mecánica, el personaje revisa sus años, esculca sus emociones, sacude el alma, estruja los recuerdos y revive episodios, que dan cuenta de las andanzas de este hombre que ya en una edad madura, decide hacer un alto y con retrovisor evaluar la trayectoria de sus actos.
Don Pángara ha leído sobre la vida y por eso la conoce. Y con acierto elabora pensamientos que dice en voz alta, los cuales se convierten en comentarios sabios muy graciosos, que recibe el público lo que desata carcajadas permanentes que se ven en toda la obra. 
Pero esas risas están acompañadas de serios diálogos, que dejan ver a un Pángara que piensa, que tiene ideas serias, que le arranca a la vida instantes donde los asistentes guardan silencio y ven en este mecánico un maestro popular vulnerable y muy humano.
A Don Pángara lo acompañan sus hijos, criados a su imagen y semejanza, quienes están con él en el taller, se parchan con él, toman pola, comen salchichón, arman parches, escuchan y rumbean con la música de Rodolfo Aicardi, se abrazan, le van al equipo de fútbol de sus amores, conocen sus secretos, alegan y son familia, una familia formada por un padre que les infundió valores plenos, absolutos y leales. 
Entonces la obra va y viene. Hay risotadas, hay densidad, hay música, hay canto, hay poesía, hay tangos, hay boleros, hay salsa, hay trago, hay eructos. Hay una buena puesta en escena. 
Al cierre de la lectura, los actores salieron al público y Castaño se refirió a las deudas pendientes y una de ellas era escribir ese texto en honor su padre. Castaño lo dejó todo en esta obra: expresiones, sueños, reproches, discusiones y enseñanzas, que estaban en ese taller de lámina y pintura que con los años logró llevar a las tablas.
Castaño y su compañía de actores se consolidan como una agrupación que ha entendido la dramaturgia como un ejercicio de escritura local que puede trascender en lo nacional. Se siente en las tablas que El Paso ha madurado, y ha crecido y el resultado se aprecia en obras como ‘Anónimos’, ‘Cada vez más tarde’, ‘Un recuerdo en el olvido’ por citar algunas. “Y espere a ver el estreno del viernes”, me dijo en voz baja Castaño, lo que confirman su interés por la dramaturgia, por afinar la pluma e insistir en el teatro como expresión viva que sirve para contar historias.

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EL PASO REPRESENTADO EL TEATRO DE LAS REGIONES EN MICSUR

[vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column width=»2/3″][vc_custom_heading text=»EL PASO REPRESENTADO EL TEATRO DE LAS REGIONES EN MICSUR» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%23000000″ google_fonts=»font_family:Roboto%20Condensed%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C700%2C700italic|font_style:400%20regular%3A400%3Anormal»][vc_empty_space][vc_column_text]

Teatro El Paso Teatro El Paso, es uno de los dos grupos de teatro nacionales seleccionado por Mincultura para realizar un showcase en la PALCO (Primera Plataforma de Artes Escénicas Colombianas). PALCO es un espacio propuesto para dar visibilidad al sector escénico, se llevará a cabo del 17 al 20 de octubre en Bogotá en el Marco del MICSUR (Mercado de Industrias Culturales).
Micsur es el mercado cultural más importante de Latinoamérica y se realiza este 2016 en Colombia. Tiene por objetivo crear y consolidar una plataforma para el conocimiento, difusión y comercialización de las industrias culturales en Suramérica. En el marco de esta, se presentarán showcases de seis compañías colombianas de danza, circo y teatro. Entre éstos Teatro El Paso participará con su propuesta escénica enfocada en el teatro antropológico donde se conjuga la actuación, los muñecos, la música en vivo y el trabajo con máscaras.
 
Se harán también presentes otros showcases provenientes de nueve de los diez países participantes y una programación de danza y teatro bogotana organizada en asocio con Idartes. Sumado a esto la rueda de negocio contará con cerca de 50 compradores exclusivos del sector.
Teatro El Paso se alegra de haber sido seleccionado para participar de esta muestra artística sudamericana para la construcción de un mercado cultural y escénico más sólido. lo toma como una oportunidad para visibilizar el teatro de las regiones en un ámbito internacional.

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La cosecha de El Paso en el 2014

[vc_row row_type=»row» text_align=»left» css_animation=»»][vc_column][vc_column_text]El 2014 fue para Teatro El Paso un año de muchos logros y reconocimientos nacionales e internacionales:

• Fuimos seleccionados por el Ministerio de Cultura y el Instituto Distrital de Cultura IDARTES –junto con otros 10 grupos de teatro del resto del país– a ser parte del Portafolio de las Artes Escénicas de Colombia presentado, en enero de este año en Nueva York y en abril en Bogotá, ante el ISPA –International Society for the Performing Artes–, agremiación que reúne a más de 400 programadores culturales de todo el mundo.
• Fuimos escogidos por el Ministerio de Cultura como parte de la delegación que representó a Colombia en el Mercado de las Industrias Culturales de Mar del Plata (Argentina), el pasado mes de mayo.
• Hicimos parte de la programación del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, con la obra Cada vez más tarde.
• Fuimos invitados al Encuentro Internacional de Teatro de Barranquilla – Enitbar, en el mes de mayo, con la obra Ricardo III.
• Recibimos el premio de Itinerancias por Colombia del Ministerio de Cultura, para una gira por La Guajira, con la obra Ricardo III, en el mes de junio.
• Fuimos premiados, por tercer año consecutivo, por el Ministerio de Cultura con el proyecto Escuela para la Reconstrucción de la Memoria Histórica, que se realizó en esta ocasión en el departamento de Santander, con la participación de cerca de 70 alumnos de Barrancabermeja, El Carmen de Chucurí y San Vicente de Chucurí.
• Estuvimos en el Festival El Gesto Noble de Antioquia, uno de los festivales más importantes de Colombia, el pasado mes de julio, con la obra Cada vez más tarde.
• Hicimos parte de la programación de reinauguración del Teatro Colón y de la apertura de su Ciclo de Teatro Colombiano, en el mes de agosto, con la obra Ricardo III.
• Nuestra sede, el Espacio Cultural La Textilería, fue Incluida en el Programa Nacional de Salas Concertadas del Ministerio de Cultura.
• Fuimos invitados a abrir la programación del Festival Internacional de Teatro de Manizales, uno de los más importantes de Latinoamérica, con la obra Solietad, nuestro estreno de este año para espacios abiertos.
• Fuimos invitados por el Ministerio de Cultura de Argentina a realizar un circuito por 11 ciudades de este país, durante todo el mes de septiembre, que incluyó la programación de nuestra obra Ricardo III en el Teatro Cervantes de Buenos Aires y en otros teatros y festivales importantes de Argentina.
• Organizamos con éxito el V Encuentro de Lecturas Dramáticas – Un festival de dramaturgia, con la participación de cerca de 30 artistas nacionales e internacionales y el apoyo del Ministerio de Cultura, el Instituto de Cultura de Pereira y otras entidades privadas de la ciudad.
• Hicimos parte de la programación del I Festival de Literatura de Pereira, organizado por la Corporación Casa Creativa, con la obra Ricardo III.
• Realizamos con gran impacto en la ciudad la programación Navidad Teatral con la obra infantil Rafael y la ventana de los cuentos, con el apoyo del Instituto Municipal de Cultura y Fomento al Turismo de Pereira.
• Y, cerramos el año con el estreno de la obra Boss Cara de Toro, de César Castaño, Beca de Creación de Arte Dramático del Instituto Municipal de Cultura y Fomento al Turismo de Pereira.

Todos estos logros son el fruto del trabajo permanente de más de 9 años de un colectivo artístico que ha creído en la posibilidad de hacer teatro profesional en Pereira, de la fidelidad de un público que nos ha seguido durante nuestro crecimiento y maduración, y del apoyo de algunas entidades que creen en nuestro trabajo y en lo que aún podemos llegar a ser. A todos ellos, personas e instituciones, damos gracias por su apoyo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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Prensa: Ricardo III